Un devastador terremoto de magnitud 7,7 sacudió Birmania el viernes, dejando al menos 144 personas muertas y causando una amplia destrucción en todo el país. La Junta de Gobierno, encabezada por Min Aung Hlaing, ha solicitado ayuda internacional para hacer frente a la tragedia.

El sismo afectó gravemente varias regiones, exacerbando las dificultades en un país ya marcado por el conflicto armado. Las autoridades temen que el número de víctimas continúe en aumento a medida que se avanza en los esfuerzos de rescate.

En un mensaje emitido por los medios estatales, Hlaing hizo un llamado urgente a «cualquier país, cualquier organización» para que brinden apoyo en estos momentos de crisis. Las autoridades locales están trabajando para atender a los afectados, pero la magnitud de los daños requiere asistencia externa.