El Pastor Rolando Chilel, líder de la Iglesia Profecía Universal, y su madre, Doña Margarita Ramírez, fueron hallados carbonizados dentro de la cajuela de su camioneta la noche del martes, en Malacatán.
Regresaban de predicar la Palabra de Dios. Ya había recibido amenazas por compartir su fe con las familias.
Testigos señalan que personas armadas los interceptaron y los llevaron a un sitio solitario, donde les arrebataron la vida con fuego. Un crimen tan cruel como incomprensible.
Su iglesia hoy está en silencio. Su comunidad, rota. Proclaman “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.”
Filipenses 1:21







