La Iglesia Católica atraviesa una jornada de profundo luto tras el fallecimiento del papa Francisco, ocurrido este lunes a la edad de 88 años, como consecuencia de graves complicaciones respiratorias que deterioraron su salud en los últimos días. Su partida deja un legado marcado por la humildad, la reforma e inclusión, y al mismo tiempo da inicio a un proceso clave: la elección de su sucesor.
El Vaticano confirmó que en los próximos días se convocará al cónclave del Colegio Cardenalicio, órgano encargado de elegir al nuevo pontífice. Con ello, comienza una etapa de expectativa mundial sobre el futuro rumbo del Vaticano.
Un cónclave decisivo para el rumbo de la Iglesia
El Colegio Cardenalicio está compuesto por 252 miembros, pero solo 138 cardenales menores de 80 años tienen derecho a participar en la elección. Una mayoría significativa —más del 75%— fue designada por el propio Francisco, lo que sugiere que el nuevo papa podría compartir su visión de una Iglesia más abierta, pastoral y comprometida con los desafíos sociales del mundo actual.
Durante su pontificado, Francisco trabajó activamente en la renovación de la estructura eclesial, promoviendo figuras de diversas regiones del mundo y dándole mayor protagonismo a voces del sur global. Su último consistorio, en diciembre de 2024, incluyó a 21 nuevos cardenales, consolidando así su influencia en el cuerpo electoral.
¿Quién podría ser el próximo papa?
Varios nombres ya comienzan a destacar entre los posibles sucesores. Uno de los más mencionados es el del cardenal Luis Antonio Tagle, de Filipinas, de 67 años, actual prefecto del Dicasterio para la Evangelización. Considerado uno de los discípulos más cercanos a la visión de Francisco, Tagle representa una opción progresista, carismática y con gran cercanía al pueblo.
Su elección sería histórica, convirtiéndolo en el primer papa asiático y reflejando el giro global que Francisco comenzó a imprimir en la Iglesia desde su elección en 2013.
Mientras el mundo despide a uno de los pontífices más influyentes de las últimas décadas, la Iglesia se prepara para un nuevo capítulo, cargado de desafíos, decisiones cruciales y la esperanza de continuar el camino de transformación que Francisco inició.
